Monumentos de Estambul
“El valor de una civilización se mide no por lo que sabe crear, sino por lo que sabe conservar”
(Edouard Herriot)
Estambul es una ciudad monumental a la que su dilatada historia como capital del Imperio Bizantino y posteriormente del vasto Imperio Otomano, le ha proporcionado innumerables monumentos repartidos por toda la ciudad. Su icono más representativo es sin duda la Basílica de Santa Sofía (Ayasofya), construida bajo el mandato de Justiniano I y que durante mas de 1.000 años fué la mayor iglesia de la cristiandad, convertida en mezquita por el imperio otomano, y que actualmente a pasado a ser un museo.
Durante el reinado de Constantino el Grande, siendo Constantinopla la capital del Imperio Romano de Oriente, se contruyeron las murallas de la ciudad que la rodeaban por tierra y por mar y que posteriormente Teodosio reforzó haciéndolas casi inexpugnables. Para garantizar el suministro de agua frente a un asedio se construyeron en el subsuelo de la ciudad varias cisternas romanas, la mayor de ellas Yerebatan Sarayi, bajo Sultanahmed.
Algunas iglesias cristianas siguen en pié aunque sin culto, como la de Santa Irene, la de San Sergio y San Baco o la de San Salvador de Khora convertida en el museo Kariye Muzesi que alberga algunos de los mejores frescos bizantinos.
El Palacio de Topkapi o Palacio de la Puerta de los Cañones, es una muestra de la vida de los sultanes otomanos y en su recinto podemos ver el Haren, los aposentos reales, los de las concubinas, los eunucos, el salon imperial, así como exposiciones de las joyas, utensilios y vestidos utilizados por los sultanes. Pero el imperio otomano construyó más palacios en la ciudad: el Palacio de Dolmabahce, el Palacio de Beylerbeyi o el Palacio de Ciragan entre otros.
El Museo Arqueológico, dentro del recinto del palacio de Topkapi, fué promovido por Osman Hamdi Bey y es uno de los más importantes de la región con una gran cantidad de sarcófagos, estatuas y frisos de distintos períodos de Grecia, Tracia, Sidon, Persia etc.
